El sitio desde el que diré lo que tenga ganas, sobre lo que tengas ganas y cuando tenga ganas: literatura, política, artes, la vida y el mundo...

viernes, agosto 25, 2006

Sobre un día que comienza, el estrés y la playa como zanahoria

Un nuevo día que comienza con una mañana cálida (para ser invierno, se entiende), y ya empiezo a sufrir con los calores que se supone nos (a mí en particular) azotarán el verano que viene... Maldita sea! Odio el calor cuando es intenso, es decir cuando supera los 30 grados centígrados. Sólo por eso envidio a mi hermano Edgar, que vive en San Martín de los Andes y supongo no fue ni será quemado por un Sol (es otra de las tantas dudas que tengo: si Sol se escribe con mayúscula o minúscula, si es un nombre propio –lo que creo– o no; hasta ahora, lo vi escrito de los dos modos, tanto en artículos periodísticos como en libros. Vos sabés?) abrasador.
Pero ahora lo que me tiene preocupado es la cantidad de trabajo que debo realizar para los próximos días, lo que me agobia un poco porque tengo fechas que cumplir y porque no me permite atender otros asuntos, como la novela que estoy escribiendo (te acordás que te conté de Mar del Plata y hasta publiqué uno o dos capítulos??? Buscalos en el archivo o con el buscador, si te interesa) y demás. Incluso me siento un poco culpable por no darle mucha bola –la más mínima, en realidad– a cuestiones tan importantes para mí como la política... De hecho, este ratito que me estoy tomando para escribir estas líneas en el blog son robados al tiempo que debiera destinar al trabajo que luego lamentaré, seguramente.
Lo que más me ocupa es la revista (Metro) que debe salir la semana que viene y para la cual sólo faltan terminar dos artículos (uno sobre Grassi y otro sobre Sabbatella-Lavagna-UCR-PJ) bastante ambiciosos porque la revista en si es ambiciosa (modesta pero ambiciosa) y toda o casi toda la responsabilidad ha caído sobre mí (soy el director, no?); pretendo que su salida cause cierto impacto en la zona (oeste del GBA) y por eso mismo la responsabilidad de hacer una revista serie y entretenida (la mejor que Morón ha visto en su historia!!!!) es mayor. Me tiene entre preocupado, ocupado, estresado, un poquitín angustiado... Vos te preguntarás ¿tanto así? Es sólo una revista nueva, ¿no? No obstante, para mí es importante (valga el estribillo consonante).
Y bueno, como me suele ocurrir, todo este agobio y estrés me llevan a una decisión desesperada: en setiembre, posiblemente para el Día de la Primavera o por ahí, me tomo unos días en la costa (Mar del Plata, Miramar, Villa Gesell-Gessel [cómo cuernos se escribe!!!], veré) con Naty y con Fede, si es posible. Eso me pone de buen humor, como un objetivo agradable que cumplir (más allá de la guita que significan los laburos, no?). Me da como esperanzas de que esta vida no es pasarme doce horas laburando y nada más sino que el laburo tiene un sentido: que pueda ver un amanecer sentado en la playa (me gustan más lo amaneceres que los crepúsculos, esperitual o intelectual o anímicamente hablando, no en el plano estético), que pueda caminar descalzo en la arena mientras la espuma de las olas baña mis pies, que pueda andar por ahí tonteando y pensando en nada... ¿Me explico? A propósito: ¿no tenés o conocés a alguien que alquile un depto o algo así en alguna ciudad de la costa bonaerense? De ser así, ¿me dejás el dato?