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jueves, septiembre 21, 2006

Rosario siempre estuvo cerca

Bueno, aquí estoy de vuelta. Estuve en Rosario y llegué el lunes a la madrugada (Rosario a Buenos Aires = 4 horas / Retiro a Hurlingham = ¡¡¡3 horas!!!). Ciudad y río Paraná me parecieron maravillosas, más que nada las islas (hice el recorrido de rigor en catamarán y bajé en la de enfrente, ignoro cómo se llama) por las que anduve en patas por la arena porque hizo buen clima (26° a la tarde). Como es mi costumbre, me caminé todo (es la única manera de DESCUBRIR un lugar, incluso sus sitios recónditos); o medio todo, porque el centro y de Sargento Cabral hacia el puerto, lo anduve palmo a palmo, pero de Cabral hacia el puente que comunica con Victoria no llegué (imaginate que estuve tres días y uno entero lo ocupé en el foro Create, viendo, haciendo entrevistas y todo eso). Pero igual traje un buen material para hacer –creo yo– una buena nota para la revista. Tengo pensado volver en el fin de semana largo de octubre, pero no sé... La cuestión es que hice una especie de "safari fotográfico" importante y creo que son buenas fotos para ilustrar un lindo informe sobre una urbe que, para quien la ve y la recorre por primera vez –como yo–, parece tener una fuerte impronta cultural. Yo le di por ese lado: visité galerías, muestras callejeras, ferias de artesanías, vi recitales en plazas (especialmente el que se hizo allá por la Noche de los Lápices, con una banda que canta en italiano que me pareció fabulosa, anoté en nombre en un papelito pero lo perdí. ¿Alguien de Rosario me podrá tirar la data...?), fui al teatro Lavardén el sábado a la noche para ver tres unipersonales de autores locales, entré a los museos (me faltó el principal: el Castagnino, porque confieso que no llegué al parque Independencia, ni el de Arte Moderno, en silos), comí milanesas a la napolitana y pollo deshuesado y ensalada capresse y otras cosas en distintos resto-bares, vi el partido que Newells ganó el viernes (creo) en un bar (son todos fanáticos), tomé cerveza a orillas del río, en la estación fluvial, e insisto: me caminé todo en un puñado de horas. De hecho, cada vez que llegaba al hotel (City, bien) quería quedarme en la cama de los cansado y de cómo me dolían los pies. Pero todo bien. Está bueno que allá te duelan los pies por andar y andar... Me faltó también salir un poco a los boliches nocturnos (como los que hay por el centro y en la estación fluvial), para ver qué onda. Prometo volver, puede que en octubre o más adelante, quién sabe. Sobre todo si alguien me tira el nombre de la banda que canta en italiano. También prometo publicar algunas fotos más.