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miércoles, septiembre 27, 2006

Que aparezca Julio López

Desapareció Julio López, el principal testigo en el juicio contra el asesino Etchecolaz. La coincidencia general (tanto de los organismos de DDHH como de "los demócratas de mierda y los forros pacifistas") es que fue secuestrado por "mano de obra desocupada" de la policía con el propósito de castigarlo y de paso intimidar a futuros testimonios contra genocidas de la dictadura (juicios impulsados por gobierno fruto de la presión popular durante todos estos años y, al mismo tiempo, con el fin de encubrir su propia postración ante el imperialismo [¿o no pagó la deuda al FMI sin chistar y envió tropas de ocupación de Haití a pedido de los yanquis y apoya ipso facto la invasión a Irak...?]).
Lo que muy pocos dicen es que este hecho es la consecuencia lógica de un Estado y sucesivos gobiernos que han mantenido intacto el aparato represivo en tanto garantía de su propia continuidad (parafraseando a Charly en sus momentos lúcidos, ¿para qué sirve la policía sino para cuidar el tesoro de los oligarcas...?). Los continuos e innumerables casos de gatillo fácil durante estos treinta y pico de años de democracia, los crímenes de Puente Pueyrredón, los encarcelamientos y procesos masivos contra luchadores sociales, gremiales y políticos en todo el país (particularmente en Santa Cruz), el hecho de que un agente de la SIDE genocida haya sido ministro de seguridad nacional y provincial con conocimiento de Kirchner, Solá, etc., son datos suficientes para concluir que, más allá de la demagogia –nac&pop– barata con que K pretender disfrazar su gobierno furiosamente capitalista y proimperialista, este régimen ha mantenido bien activa la "mano de obra desocupada" para alcanzar sus propios propósitos: proseguir con el saqueo de las riquezas nacionales y la explotación del pueblo trabajador a favor de los grandes capitales nacionales y extranjeros. La imagen del presidente golpeando la campanita para dar inicio a la jornada en la bolsa neoyorquina es una humillante muestra de su posternación ante los capitales especulativos internacionales.
"Aparición con vida y castigo a los culpables", la consigna que jaqueó a la dictadura, ha vuelto a las calles. Hoy, como desde su desaparición, nos movilizamos por Julio López. Ahora dicen que podría sufrir una especie de "lapsus" y tal vez ande vagando por ahí sin conciencia de su destino... No importa si es así: lo que importa es que López aparezca con vida y que sigamos luchando por el desmantelamiento del aparato represivo y genocida que los sucesivos gobiernos "democráticos" han mantenido intacto.

jueves, septiembre 21, 2006

Rosario siempre estuvo cerca

Bueno, aquí estoy de vuelta. Estuve en Rosario y llegué el lunes a la madrugada (Rosario a Buenos Aires = 4 horas / Retiro a Hurlingham = ¡¡¡3 horas!!!). Ciudad y río Paraná me parecieron maravillosas, más que nada las islas (hice el recorrido de rigor en catamarán y bajé en la de enfrente, ignoro cómo se llama) por las que anduve en patas por la arena porque hizo buen clima (26° a la tarde). Como es mi costumbre, me caminé todo (es la única manera de DESCUBRIR un lugar, incluso sus sitios recónditos); o medio todo, porque el centro y de Sargento Cabral hacia el puerto, lo anduve palmo a palmo, pero de Cabral hacia el puente que comunica con Victoria no llegué (imaginate que estuve tres días y uno entero lo ocupé en el foro Create, viendo, haciendo entrevistas y todo eso). Pero igual traje un buen material para hacer –creo yo– una buena nota para la revista. Tengo pensado volver en el fin de semana largo de octubre, pero no sé... La cuestión es que hice una especie de "safari fotográfico" importante y creo que son buenas fotos para ilustrar un lindo informe sobre una urbe que, para quien la ve y la recorre por primera vez –como yo–, parece tener una fuerte impronta cultural. Yo le di por ese lado: visité galerías, muestras callejeras, ferias de artesanías, vi recitales en plazas (especialmente el que se hizo allá por la Noche de los Lápices, con una banda que canta en italiano que me pareció fabulosa, anoté en nombre en un papelito pero lo perdí. ¿Alguien de Rosario me podrá tirar la data...?), fui al teatro Lavardén el sábado a la noche para ver tres unipersonales de autores locales, entré a los museos (me faltó el principal: el Castagnino, porque confieso que no llegué al parque Independencia, ni el de Arte Moderno, en silos), comí milanesas a la napolitana y pollo deshuesado y ensalada capresse y otras cosas en distintos resto-bares, vi el partido que Newells ganó el viernes (creo) en un bar (son todos fanáticos), tomé cerveza a orillas del río, en la estación fluvial, e insisto: me caminé todo en un puñado de horas. De hecho, cada vez que llegaba al hotel (City, bien) quería quedarme en la cama de los cansado y de cómo me dolían los pies. Pero todo bien. Está bueno que allá te duelan los pies por andar y andar... Me faltó también salir un poco a los boliches nocturnos (como los que hay por el centro y en la estación fluvial), para ver qué onda. Prometo volver, puede que en octubre o más adelante, quién sabe. Sobre todo si alguien me tira el nombre de la banda que canta en italiano. También prometo publicar algunas fotos más.

lunes, septiembre 11, 2006

A Rosario por diseño

El viernes a las 9.45 de la mañana (según me han dicho en Chevalier) estaré en Rosario, participando de Create, el foro y feria de la Unicef sobre diseño. Me interesa particularmente todo lo que tiene que ver con el diseño gráfico, ya que es –al menos en un 50 por ciento– con lo que "me gano la vida", por decirlo de algún modo para ser entendido (en realidad, la vida me la gano amando y siendo amado). El tema es que cada vez tengo más laburo y necesito actualizarme. Espero que, en este sentido, el foro no me defraude porque habitualmente, cuando concurro a este tipo de encuentros, no encuentro nada que ya no sepa o incluso que no haya hecho antes... Voy también en mi plan general de vida de conocer la mayor cantidad de lugares que pueda y, de ser posible, registrarlos fotográficamente. ¿Tendrás una cámara buena para prestar...? Hasta el domingo nomás, porque tengo micro a las 19 de ese día.

Sobre los asesinatos masivos

Algo breve, una observación breve sobre ese relajo de recordar el 11S como lo hace la mayoría de los imbéciles comunicadores sociales de radio y Tv, llamándolo "asesinato masivo". Recién lo oí en radio Mitre: "independientemente de lo que uno pueda pensar sobre Bush, etc., hay que repudiar los asesinatos masivos ocurridos el 11S..." La pregunta que me hago (brevemente, porque sólo la estupidez no tiene límites) es si aquel ataque no fue un acto de guerra... La guerra que sostenemos todos contra la secular opresión y represión fascistoide que los gobiernos de los EEUU llevan adelante contra la humanidad, intentando sumirnos en la barbarie capitalista y oscurantista que engendros como Bush (y todos sus antecesores) promueven a través de los gobiernos lacayos o por las armas, indistintamente. Una guerra que no hemos comenzado sino en la cual nos defendemos; una guerra que tiene a millones de americanos (del sur), africanos y asiáticos como principales víctimas; una guerra en la que la principal arma es el hambre masivo, verdaderamente masivo, sin descartar el uso de armas convencionales, atómicas, bacteriológicas, etc. Que los sectores populares yanquis (con la ayuda de las masas oprimidas de todo el mundo) se hagan cargo de su dictador imperialista y nos liberen de su opresión!!! Este es el único modo de terminar con los actos de defensa que afectan a miles de inocentes.
Por muy "bárbaros" que parezcan los métodos del oprimido y por muy "civilizados" que parezcan los del opresor, estoy con el primero contra el segundo, no tengo dudas al respecto.

Saltó la liebre!!!

Y bué, el boletín oficial publicó que al menos uno de los implicados como autor intelectual del asesinato de Kosteki y Santillón, en Puente Pueyrredón, tenía los antecedentes lógicos: el ex intendente de Hurlingham Juanjo Alvarez había sido agente de la SIDE durante la dictadura militar. El mismo tipo que horas después de los crímenes salió a decir que los piqueteros estaban armados y se mataban entre ellos... Te acordás? Uno de los que anticipó la masacre por los medios. Te acordás? Si no, vale el siguiente artículo que hace un relevamiento de lo que decían algunos diarios los días anteriores:

ASÍ PREPARARON LA MASACRE DE AVELLANEDA

Hacia mayo de 2002 era evidente el fracaso del gobierno Duhalde, (...) la movilización popular se acentuaba.
A fines de mayo, con la crisis política a punto de devorarlo, Duhalde negoció en La Pampa con los gobernadores del PJ el “endurecimiento de las acciones del gobierno” (Ambito Financiero, 29/5/2002) contra los piqueteros y los movimientos de lucha, para lo cual se debía “incluir a fiscales y jueces” (ídem).
El 7 de junio los diarios publicaban las amenazas del gobierno contra los piqueteros. Ambito Financiero las calificó de “inesperado anuncio”. BAE decía el mismo día que el gobierno “resolvió finalmente ponerles un límite a los piqueteros”. Se comenzaba a poner en marcha lo resuelto entre el gobierno y los gobernadores del PJ. Otro medio (10/6/2002) informaba acerca de la “existencia de un plan de represión de las fuerzas armadas” para “impedir la desintegración nacional”. Días más tarde, el canciller Ruckauf llamaba a los aviadores a sumarse a la represión (La Nación).
El 14, de acuerdo con Ambito Financiero “el ministro de Gobierno santafesino, Esteban Borgonovo, dijo que ‘no toleraremos que los piqueteros sitien nuevamente la ciudad’”, y señaló un cambio “de actitud respecto a los piquetes. Borgonovo avisó que, de ahora en más, la política oficial con los piqueteros será más dura”.
El 16, Clarín notificó que el secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, consideraba el corte de los accesos a la ciudad como “una acción bélica”. Y agregó un dato: “Durante el gobierno de Eduardo Duhalde, la Secretaría de Seguridad fue sacada de la órbita del Ministerio del Interior y colocada bajo dependencia directa del Presidente, convertida en un virtual ministerio”.
El 17, después de una reunión con Alvarez, Duhalde advirtió: “Hay que evitar los piquetes (...) no puede ocurrir más que se corten los accesos a la Capital Federal” (Diario Popular, 18/6/2002). El 18 de junio se produjo una “reunión cumbre” (cable de la agencia Infosic, publicado en Prensa Obrera Nº 761) “para definir normas contra los piquetes”. El cable consignaba que “por segundo día consecutivo se reunieron en la Casa Rosada los responsables oficiales del área de la seguridad para analizar la actitud con la que el gobierno afrontará las modalidades de protesta social a través de la renovación de los piquetes y disturbios. Pero la preocupación oficial se evidenció hoy cuando, además de los jefes de las fuerzas de seguridad, se convocó al ministro de Justicia, Jorge Vanossi; el procurador, Nicolás Becerra, y el jefe de los fiscales penales federales, Norberto Quantín. Una fuente gubernamental relató a Infosic que la reunión de seguridad, que el lunes encabezó el presidente Eduardo Duhalde, y hoy el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, avanzó en definir los roles de cada uno de los sectores involucrados al actuar contra la protesta popular”.
Sigue el cable: “En los encuentros se debatió cuál será la actitud de la Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía Federal [cuyos jefes estuvieron presentes] y la cobertura a su acción que tendrá en la Justicia, a través de los jueces y los fiscales federales en las próximas acciones de piqueteros que preocupan al gobierno”.
El plan represivo preveía la preparación de las comisarías para recibir masivamente detenidos. Clarín del 19/06/02 informa que “la preocupación por la seguridad no estuvo ajena tampoco en el almuerzo que compartieron ayer en la Casa Rosada el presidente Eduardo Duhalde y el gobernador bonaerense, Felipe Solá: acordaron utilizar la capacidad ociosa del Servicio Penitenciario Federal para alojar presos en sus cárceles y descomprimir las comisarías de la provincia” (el 26 de junio, 150 compañeros fueron encerrados en la ‘descomprimida’ Comisaría 1ª de Avellaneda) y “señalaron la necesidad de coordinar las políticas de seguridad entre la Nación y Buenos Aires. Para ello acordaron convocar a una reunión urgente entre organismos de seguridad de ambas jurisdicciones. Para demostrar que lo consideran una cuestión prioritaria, Duhalde y Solá participarían en forma personal de ese encuentro”.
Las amenazas del gobierno se sucedieron todos los días, incluso del propio Duhalde: “Tenemos que ir poniendo orden” (El Cronista, 19/6/2002). Clarín insistió el 20 en el ‘nuevo rol’ de la Justicia: “A la Justicia no la tomará desprevenida cualquier incidente que se pudiera producir”.
Al día siguiente, La Nación informó que “altas fuentes de la Presidencia (...) expresaron su intención de ‘recuperar rápidamente el orden público’”. Y agregó: “Aunque no aparecerá por escrito en ninguna parte, la consigna que recibió la policía es la siguiente: sólo se permitirá el corte de caminos de poca circulación. Cuando los piquetes se instalen en autopistas o puentes, la orden será desalojar”. Y concluyó: “Para esa tarea, el Gobierno ya cuenta con un elemento del que carecía hace unos meses: el apoyo del Poder Judicial, sin cuya orden expresa es imposible realizar desalojos o represiones”.
El 23/06/02, Carlos Ruckauf advirtió a un auditorio de militares que se venían “días de desbordes”. Brinzoni, entonces jefe del Ejército, confirmó que se discutía que esa fuerza “se ocupe de cuestiones de seguridad que hoy están en manos de la Gendarmería y la Policía” (Página/12, 24/6/2002).
El 24, dos días antes de la masacre, Ambito informaba que “la Justicia de la provincia de Jujuy ordenó a la Policía local que garantice la libre circulación de vehículos y peatones por calles y rutas y otorgó facultades para realizar la detención de piqueteros”. El día anterior habían sido allanados los locales de la CTA y ATE de la capital provincial.
Entre el 24 y el 26 de junio medio gabinete salió a atacar a los piqueteros. El 25 se produjo un anticipo de lo que sería la represión del 26. En Tucumán, “la policía local junto con la Gendarmería desalojó tres piquetes en los puentes Lucas Córdoba, San Andrés e Ingeniero Barros, en el último caso con gases lacrimógenos. El despeje fue realizado por pedido del gobernador Julio Miranda (PJ), con conocimiento del juez federal Felipe Terán” (Página/12, 26/6/2002).
El 26, con 3.000 policías, gendarmes y prefectos en la calle, el gobierno jugó la carta de la aniquilación de la protesta popular para alcanzar su gobernabilidad.

Tres recomendaciones más: el "Yo acuso" de Vanina Kosteki y "A un año de la masacre", también de la hermana de Maxi, y los lineamientos de la acusación preparados por Claudia Braccamonte, que reproduzco:


Es evidente que estamos en un juicio de gran importancia. La movilización popular que se desarrolla fuera de este Tribunal, la cobertura mediática, muestra claramente que el país entero esta pendiente de la evolución y el resultado de este juicio.
No es para menos si se tiene en cuenta que los hechos que hoy comenzaran a juzgarse, han impactado al país entero. El asesinato de dos luchadores populares, KOSTEKI Y SANTILLÁN, decenas de heridos de bala, una represión brutal, despertaron el repudio de toda la población.
Por otro lado, las consecuencias políticas que produjo, por todos sabidas, fue la renuncia anticipada del doctor Duhalde. No pueden analizarse los hechos si no se tiene en cuenta el entorno político.
Recordamos que en diciembre de 2001 una rebelión popular terminó con el gobierno de De la Rúa. Esa movilización continuó luego contra los presidentes que sucesivamente fueron ocupando el poder. (...) Alguno se animará a objetar que esta parte quiere politizar los hechos. Sin embargo, consideramos que se corre el peligro inverso, la despolitización. Es decir, que los responsables máximos de la masacre, que ocupaban cargos políticos y que aún hoy los siguen ocupando, no sean castigados. (...)
El día 26 de junio de 2002, en la Ciudad de Avellaneda, en el contexto de una manifestación convocada por distintas agrupaciones de desocupados y piqueteros, cerca del mediodía, en las inmediaciones del Puente Pueyrredón, tuvo lugar el "primer operativo conjunto" del total de las fuerzas de seguridad, sumando a la Policía Federal, a la Policía Bonaerense, La Prefectura y la Gendarmería. Iniciada la represión los manifestantes comenzaron a replegarse en distintas direcciones seguidos por los efectivos policiales.
Aquellos manifestantes que se replegaron sobre la avenida Hipólito Yrigoyen fueron seguidos por efectivos que integraban la agrupación Marea Azul (compuesto por personal de Infantería y Caballería) y personal de Infantería.
A la altura de los paredones del supermercado Carrefour, Fanchiotti y Acosta, ubicados en la mitad de la Avenida Hipólito Irigoyen y delante de la línea formada por los efectivos de infantería, disparan sus escopetas con la finalidad de provocar la muerte de las personas que tenían frente a sí, entre las que se encontraban Maximiliano Kosteki, Miguel Ángel Paniagua, Leonardo Raúl Escobar Ferrari y Darío Adolfo Pantoja. Disparan sus escopetas con munición de guerra hacia la muchedumbre, hiriendo en esa oportunidad a los nombrados Paniagua, Escobar Ferrari y Kosteki, quien fallece instantes después a consecuencia de las heridas sufridas (Anexos B a la I de la causa 6643).
La persecución a los manifestantes que se dirigían hacia la estación de trenes de Avellaneda por parte de las fuerzas allí apostadas demuestra por sí sola la existencia de un código y un mando único en la represión que se abatió sobre la movilización piquetera aquella trágica jornada.
(...)
Se trató de una operación de Estado advertida con antelación, ya que desde el 18 de junio de 2002, el gobierno nacional, la Justicia y las fuerzas de seguridad habían avanzado en la definición de las directivas que deberían acatar jueces, fiscales y efectivos uniformados para prevenir y dispersar las protestas como los piquetes. Pero la preocupación del gobierno nacional se evidenció cuando, además de los jefes de las fuerzas de seguridad, se convocó al ministro de Justicia, Jorge Vanossi; el procurador Nicolás Becerra, y el jefe de los fiscales penales federales, Norberto Quantín. Se definiría así los roles de cada uno de los sectores involucrados al actuar contra la protesta popular.
También se debatió cuál sería la actitud de la Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía Federal y la cobertura a dicho accionar que tendría en la Justicia.
Es el mismo ex presidente Eduardo Duhalde quien advierte que el gobierno no iba a tolerar que la Capital quedara aislada por el accionar de los piquetes, según declaraba el 19 de junio de 2002, día en que encabezó la primera reunión de seguridad.
Estuvieron presentes como representantes de las fuerzas de seguridad sus titulares, Hugo Miranda, de Gendarmería Nacional; Juan José Beltritti, de la Prefectura, y Roberto Giacomino, por la Policía Federal.
(...)
El 19 de junio, antes de la Asamblea Nacional de Trabajadores de Villa Domínico a la que se le endilgó un plan "insurreccional", se realiza una reunión en la que participan el jefe de Gabinete, el secretario de Seguridad, los jefes de Prefectura, Gendarmería, la Policía Federal, el ministro de Justicia, Jorge Vanossi, el jefe de los fiscales, Nicolás Becerra, y el fiscal de cámara Norberto Quantín, con quienes el gobierno apunta a coordinar las acciones en caso de tener que ordenar desalojos por la fuerza" (Clarín, 19/6). Se resuelve allí el despliegue en masa de las fuerzas de seguridad y Juan José Alvarez, anuncia que el corte de los puentes será tomado como "una acción bélica", lo que supone un plan para contrarrestarlo que no se da a conocer. Ese mismo día, el Gobernador Felipe Solá, se reúne con Duhalde resolviendo la acción conjunta de las cuatro fuerzas de seguridad en las tareas represivas.
Perpetrada la masacre, pero antes de la crisis política que estalla con las revelaciones del periodismo, el gobierno hace una presentación con la firma del Ministro de Justicia Jorge Vanossi, ante la Procuración General de la Nación (contra las organizaciones de los manifestantes) (...).
Sin embargo, la contundencia de las imágenes de la barbarie y las voces de repudio que confluyeron en la movilización de 50.000 manifestantes en la Plaza de Mayo, con el inmenso protagonismo de las Asambleas Populares, provocó que en 48 horas el gobierno pasara de la teoría del complot a la de la brutalidad de algunos personajes policiales, donde todo el esfuerzo estaba puesto en tapar las huellas de la conspiración encabezada por el propio Duhalde.
Este fue el marco institucional otorgado a los aquí imputados, la manutención de la justificación plena de su accionar lo cual adquiere una dimensión especial que les confiere una singular gravedad, cargando sobre los funcionarios públicos en ejercicio al 26 de junio de 2002, la responsabilidad penal correspondiente que esta parte intentará demostrar en el transcurso del debate.
Por ello esta parte reclama se cite en carácter de imputados en los términos del art. 45 del Código Penal a:
1) Eduardo Duhalde, presidente de la Nación al 26 de junio de 2002 y actual representante del Mercosur.
2) Felipe Solá, gobernador de la Provincia de Buenos Aires al 26 de junio de 2002 y cumpliendo idénticas funciones actualmente.
3) Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia al 26 de junio de 2002 y actual Ministro del Interior.
4) Al Sr. Juan José Álvarez, secretario de Seguridad Interior de la Nación al 26 de junio del 2002 y actual Diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires.
5) Al Sr. Luis Genoud, ministro de Justicia y Seguridad de la Provincia al 26 de junio del 2002 y actualmente Ministro de la Suprema Corte de Justicia bonaerense.
6) Alberto Atanasof, jefe de Gabinete al 26 de junio de 2002 y hoy diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires.
7) Jorge Matzkin, ministro del Interior al 26 de junio de 2002.
8) Jorge Vanossi, ex ministro de Justicia, hoy diputado nacional por la Capital Federal.
9) Carlos Soria, ex secretario de la SIDE, hoy intendente de Gral. Roca, Pcia. de Río Negro.
10) Oscar Rodríguez, número dos de la SIDE, hoy diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires.
11) Carlos Ruckauf, Ministro de Relaciones Exterioes y Culto al 26 de junio de 2002, hoy diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires.
En cuanto a los imputados Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta entendemos que resultan coautores de los delitos de homicidio agravado, respecto de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y tentativa de homicidio agravado respecto de los manifestantes que se retiraban por la Av. Hipólito Irigoyen hacia la estación férrea de Avellaneda, entre los que se encontraban Miguel Angel Paniagua. En consideración a la imputación específica del agravante de alevosía normado en el artículo 80, inc. 2 del Código Penal, se destaca que los imputados actuaron con conocimiento de la situación de indefensión de las víctimas de autos, aprovechándose de esta situación fáctica.”
Sr. Presidente del Tribunal, a través del aniquilamiento físico de luchadores populares como Maximiliano Kosteki y las demás víctimas, la masacre de Puente Pueyrredón persiguió un preciso objetivo político: aniquilar el proceso de movilización popular iniciado en diciembre del 2001. Actualmente, existen 5.000 causas penales contra luchadores populares que demuestran la continuidad política del viejo régimen. (...)
Hoy se inicia un juicio cuya definitiva sentencia dictará el pueblo.
Tribunales de Lomas de Zamora, 17 de mayo de 2005

sábado, septiembre 09, 2006

Grassi: el monje negro


La que sigue es la nota que escribí y salió publicada en el primer número (setiembre-octubre) de la revista Metrópolis Suburbana, creo que la mejor revista del oeste, anque de la provincia. Este primer número es una especie de número 0, así que no se vende; pero ya podés ir suscribiéndote para recibirla en tu casa desde el número dos y por seis ediciones a sólo 20 pesitos (pasé el chivo!!!). Te la recomiendo. Bueno, acá va:

El proceso judicial que se le sigue al cura Julio César Grassi por presunto abuso de menores ha ingresado en una nueva etapa: la Cámara de Apelaciones de Morón apartó el tribunal oral que llevaba adelante el proceso por «prejuzgamiento», pues los jueces adelantaron públicamente que no incluirían una pericia psiquiátrica realizada en Santa Cruz en el marco de una causa paralela, cuando ello no había sido solicitado formalmente.
El 29 de agosto, la Cámara designó a los jueces Luis Andueza, Mario Gómez y Jorge Carrera, integrantes del Tribunal Oral N° 1, como nuevos magistrados de la causa. Simultáneamente, el costoso equipo de abogados que defiende al cura (Adrián Maloneay, Andrea Novello, Laura Fecchino y Luis Osler) renunció a seguir representándolo sin que se conocieran las causas de tal decisión.
Más allá de las últimas novedades del caso no es, sin embargo, el futuro judicial de Grassi lo único que está en juego en este proceso que lleva casi cuatro años, desde 2002, cuando el programa Telenoche Investiga hiciera pública la denuncia de dos menores (conocidos como ‘Gabriel’ y ‘Ezequiel’) que aseguraron ante las cámaras haber sido abusados sexualmente por el cura o haber presenciado hechos de abuso, y que le significaran más tarde ser juzgado por seis cargos de abuso deshonesto, corrupción de menores y amenazas.
En realidad y aunque casi no se los nombre –salvo por los apologistas del cura–, alrededor del juicio está juego el destino de centenares de chicos de la calle e hijos de familias carenciadas que todavía permanecen, por ejemplo, en el Hogar Don Bosco, ubicado en la sede hurlinguense de la Fundación, donde están internados y para los cuales esa entidad es su único ‘hogar’, además de los muchos que sólo comen y estudian allí.
Muy pocos, durante todos estos años y hasta el momento, han puesto en tela de juicio el ‘sistema educativo’ imperante tras las altas y casi impenetrables paredes de cada uno de los hogares de la Fundación, donde alguien ha querido ver «una fábrica de retrasados mentales» antes que un medio de contención y educación para los cientos o miles de chicos y chicas que han pasado por sus ‘aulas’; o simplemente un reformatorio en el que reina la ley del más fuerte, muy lejos del Sheraton que Susana creyó vislumbrar en el predio de Gorriti al 3.100, en William Morris.
Para ello es necesario, primero: saber quién es Julio César Grassi y cómo alcanzó concretar sus ‘sueños’, y, segundo: conocer de qué se trata ese ‘experimento’ mientras sus administradores –con el cura a la cabeza, gobernando desde las sombras– giran el dinero que todavía les envía el Gobierno nacional (1,9 millones anuales hasta el año pasado y 300 mil pesos en lo que va de 2006, según diversas fuentes) al pago del renunciado equipo de letrados. Sólo el reducidor de autos y abogado Carlos Telleldín continúa como asesor ad honorem a partir de la relación que ambos conformaron desde que Grassi le prestara ayuda espiritual cuando aquel permaneciera preso por el caso AMIA.
Como contrapartida de ese giro de dineros, no se han abonado los salarios del personal durante los últimos siete meses y muchos profesionales médicos y psicólogos han renunciado por esta razón; ni pagan servicios como la energía eléctrica, generándose cortes de suministro por parte de Edenor, y escasea comida y demás insumos básicos para la subsistencia de los chicos.

LOS COMIENZOS Nacido el 14 de agosto de 1956 en Lomas de Zamora, le toca ser el tercero de los cinco hijos de un matrimonio de clase media-alta, cuyo sustento provenía de la pequeña fábrica que papá Tomás Osvaldo dirige. Bajo el influjo de su madre, Adelina Esther, abraza la fe católica y toma con tanta seriedad la caridad que desde pequeño sorprende a la familia llevando a casa a linyeras y mendicantes que encuentra al salir de misa, los domingos, en las escaleras de la iglesia.
En la adolescencia se une a la Acción Católica, donde realiza cursos que lo convierten en catequista. Así comienza su peregrinar por distintos barrios y localidades del sur del Gran Buenos Aires (Banfield, Lomas de Zamora, Lanús), donde se liga con chicos y adolescentes de su misma edad que habitan hogares y con los que avanza en su tarea pastoral, ya decidido a ingresar al seminario una vez concluída la escuela secundaria. Es al final de ese ciclo que, junto a un grupo de jóvenes conducidos por el fraile Horacio García, hace su primer viaje a El Calafate (Santa Cruz).
Con el título de bachiller, en 1974, ingresa al seminario de Ramos Mejía e inicia sus tareas sociales y pastorales que lo llevarán por todo el distrito de La Matanza. También hace sus primeras armas en el teatro, escribiendo y dirigiendo obras que pondrá en escena en todos los lugares que le tocó estar. Por esa misma época se dedica a recorrer las estaciones ferroviarias donde se relaciona con chicos de la calle que acerca al Instituto de Menores Sarmiento, en el que colabora asiduamente.
Es en el ’77, uno de los años más duros de la dictadura militar, cuando hace su ingreso a un mundo hasta entonces desconocido pero que terminará por fascinarlo: la televisión. El capellán policial Carlos Gardella lo invita a su programa en Canal 7 para dirigir tres unitarios protagonizados por alumnos de escuelas confesionales. Durante dos años colaborará con quien en 1967 había introducido en la Argentina las Aldeas Infantiles SOS.
Gardella es su gran inspiración: conocido por el gran público gracias a sus intervenciones en radio y televisión durante décadas, admirado por los monumentales festivales que organizaba en el Luna Park y en distintos puntos del país, todos ellos con fines solidarios, organizador local del modelo austríaco Aldeas Infantiles, capellán de la policía..., Grassi ve en él a quien emular si es que pretende alcanzar su gran sueño: alimentar a los desposeídos, como cuando chico, pero a gran escala.
De ahí a la santidad que le inspira Don Bosco, su santo preferido, le resta sólo un paso... en el lugar y momentos indicados.

EL EXPERIMENTO En 1986, un año antes de ordenarse sacerdote y tras un largo camino a través del cual gana experiencia pastoral y social, llevándolo por estudios de televisión y por los sitios más pobres del conurbano, funda el Hogarcito Don Bosco, en el Barrio Manzanares de La Matanza, para dar contención a cinco hermanos sin familia. Es el primero de los muchos pasos que dará a partir de ahí.
El otro lo será al año siguiente, ya ordenado sacerdote bajo el lema «padre de los que no tienen padre», cuando visita el Hogar La Casita, del sacerdote Elvio Mettone, en Paso del Rey, donde comienza a colaborar asiduamente. El asesinato de dos chicas en las cercanías del lugar y su denuncia de que grupos del culto umbanda son los responsables (la Justicia culpa a un ciruja que todo el mundo sabe inocente), causa que sea convocado desde distintos medios de difusión para dar su escandalosa versión de los hechos: ¡seres humanos sacrificados en misas satánicas!
Mauro Viale, por entonces con gran audiencia, le da cabida en sus programas para que se explaye sobre el tema, lo que le da una gran notoriedad entre las doñas Rosas habituadas a la novela de la tarde y a los escandaletes morbosos. Grassi ya adquirió experiencia en medios y explota sus ‘revelaciones’ en cuanta cámara o micrófono se le plante encima; sobre todo en la Oral Deportiva de José María Muñoz, donde es columnista, y desde su programa La Manga, que va en las madrugadas de Rivadavia.
Para ese momento, Grassi había abandonado la orden de los salesianos porque éstos lo habían enviado a Tierra del Fuego, lejos del mundanal ruido que tanto lo obnubilaba, y porque le exigían «más estudio y menos apostolado», cuando él quería «acciones concretas para terminar con el hambre». Con mucho dolor, pues el salesiano más famoso, Don Bosco, era su modelo a seguir.
Sin embargo, su refugio en La Casita terminó en 1992: los propios internos, en su mayoría adolescentes, pusieron a Grassi «de patitas en la calle» cuando descubrieron que pedía dinero por los medios de comunicación, supuestamente para el hogar, pero que no ‘rendía’ a Mettone. De viaje por Italia visitando a su familia y habiendo dejado a Grassi a cargo, Mettone debió regresar de inmediato porque en el hogar «había un quilombo de aquellos».
Grassi se fue para no volver, pero no con las manos vacías.

EL MENTOR Cabe a Juan Carlos Rousselot ser el mentor de Grassi. Es por intermediación del entonces concejal del PJ José ‘Pepe’ Fontana (fallecido en junio del año pasado), que el intendente lo nombra director del CEFAM, dependiente de la Municipalidad de Morón, donde el cura tiene su primera experiencia concreta al frente de una institución oficial de gran envergadura dedicada a la contención del niño: allí puede ser ejecutivo, con un presupuesto, pero que sin embargo no colma sus ansias. Por eso desde el edificio municipal ubicado sobre Gorriti, en Morris, Grassi ve los terrenos del IFONA (Instituto Forestal Nacional), ubicado diagonalmente enfrente, y sueña con levantar allí la obra de sus sueños y que lo colocarán a la diestra de su adorado Don Bosco.
Es Rousselot también quien, poco después, lleva a Grassi a la residencia de Olivos para que relate a Carlos Menem su faraónico plan filantrópico y solicitarle las tierras que considera «sin uso, abandonadas, inútiles». Al intendente no le importa sacrificar su también faraónico plan del ‘parque temático’ en el lugar, que incluiría zoológico de fauna autóctona (como el que Claudio Ciocci había instalado en terrenos alquilados al CEAMSE y que Grassi acosó hasta su cierre), reserva ecológica, hoteles y barrios privados. Tiene con él una relación de colaboración mutua: la aureola que el cura comienza a dibujar sobre su coronilla alcanza también al jefe comunal.
De este modo llega a entrevistarse con el entonces superministro Domingo Cavallo, que ya tenía referencias de él por Sonia, su esposa, y por Bernardo Neustadt; aunque muy simpático no le cayera el «curita», como lo llamarían varios personajes del menemismo. Es a él a quien Grassi le exhibe como suya la maqueta que había sustraído de La Casita antes de desaparecer de Paso del Rey; por supuesto, nadie puede saber que se trata de un proyecto de Mettone para ampliar su propio hogar.
Seguidamente le relata que, para concretar ‘su’ proyecto, sólo requiere de dos pequeñas ayudas del gobierno nacional: dinero y las tierras del IFONA donde plantar los cimientos. Es la persona justa y el momento justo: Cavallo no tiene problemas para regalarle los terrenos de un organismo público que, de todos modos, pensaba desmantelar, igual que muchos otros.

TIERRA Y MILLONES Grassi descubrió entonces que se encontraba en una situación de privilegio con el gobierno menemista y mientras estuviera a su alcance, no abandonaría esa llegada directa al poder. Los terrenos le fueron otorgados el 23 de diciembre de 1993 y varios millones de pesos-dólares al mismo tiempo (5 dicen algunas fuentes, 17 millones aseguran otras). En agosto del año siguiente organizó la inauguración oficial del hogar, con la presencia, entre otros jerarcas menemistas, del mismísimo Menem y su factotum Cavallo.
Tenía los terrenos, tenía los primeros edificios para exhibir, pero escasos chicos ‘recuperados’ para mostrar a personalidades y a la prensa; de manera que convocó al hoy ultra-kirchnerista Luis D’Elía, a quien conocía del aspirantado de Ramos Mejía y de su actividad en La Matanza, para que le trajera colectivos llenos de pibes de San Justo, donde el actual subsecretario de Vivienda de la Nación tenía ya su base territorial. Y así lo hizo. En su despacho, entre otros ‘trofeos’, Grassi aun conserva la instantánea tomada en la ocasión, en la que se lo ve rodeado por las caras sonrientes de Cavallo y D’Elía.
Así se inicia la danza de los millones que, como agua, comenzaron a correr en las cuentas de la Fundación desde el ámbito público como del privado. Dinero que destinaba básicamente a dos fines: el primero, la construcción de edificios que servían para mostrar e impresionar a invitados, aportistas, funcionarios y vecinos (incluso al entonces obispo Justo Laguna, cuya vivienda estaba enfrente).
El segundo, para pagar salarios del personal necesario para mantener y hacer funcionar semejante infraestructura, más allá de las necesidades concretas por cantidad y calidad de chicos (decía que tenía 6 mil, pero nunca llegaron a la sexta parte), a los que ‘recolectaba’ en el lugar donde estuvieran con sus ‘operadores de la calle’: «El Equipo Móvil San Roque diariamente recorre estaciones de tren, viaja en los subtes y los trenes de Buenos Aires rescatando chicos de la calle. Los mismos son ayudados a reintegrarse en su grupo familiar. De no ser posible el ‘volver a casa’ se los ayuda a resolver las situaciones que los llevan a mendigar, robar o trabajar precozmente para bien de ellos», según el sitio web de la Fundación.

ESTABLISHMENT Con el continuo flujo de los millones, la construcción de edificios en el Hogar Don Bosco, sede de la Fundación, así como en los otros hogares de Capital y GBA, continuaban sin cesar. Pero respondían a la lógica del período: al mejor estilo, por ejemplo, de los hospitales que como cascarones vacíos solían inaugurar Menem y Eduardo Duhalde, en los que sobraba mampostería pero faltaba aparatología y personal.
Es la época de las escuelas-shopping, de las privatización de las cárceles, de la salud y de la educación. Grassi encarnó en el período –o el período encarnó en él– y coincidió con sus promotores en la línea estratégica del momento: la privatización de todo, incluso de la ayuda social para una Nación que ofrecía clientes a montones, millones de desocupados y hambreados por una política económica que apuntaba directamente a la destrucción de la riqueza nacional merced al lucro privado. Por eso estableció con Menem, con Cavallo y con el empresariado, una relación simbiótica.
Grassi se ligó a establishment y éste con Grassi y al vertiginoso crecimiento de su Fundación: Alfredo Yabrán, Franco y Mauricio Macri, Susana Giménez, Raúl Portal, Rodolfo Galimberti, Jorge Born, Jorge Corcho Rodríguez, Neustadt, Julio Ramos, Mariano Grondona, Piero, Zulema Yoma y Zulemita Menem, Rousselot, Cecilia Bolocco, Alejandro Röemmers, Santiago Soldati, Cristiano Ratazzi, Carlos Ruckauf, Aníbal Ibarra, José Ranero Díaz (Repsol-YPF), Diego Santilli, José Röhm, Daniel Hadad, Enrique Götz, Gerardo Sofovich, Raúl Primatesta, Samuel ‘Chiche’ Gelblung, Baby Etchecopar, Viale, Eduardo y Chiche Duhalde, Tito Lectoure, Jorge Fontevecchia, Mario Cirigliano (TBA), Alfredo Coto, Héctor Lombardo, Fernando De la Rúa, Pérez Companc... La lista podría ser interminable.
Todo comenzó a resquebrajarse cuando, en 2001 y por orden directa del Vaticano, Laguna propició la renuncia de Grassi como presidente de la Fundación para reducir su tarea a la de «director espiritual», debido al escándalo generado por la sospecha de «delitos económicos» denunciados en los tribunales moronenses, que lo involucraban. Además, Menem estaba preso, Grassi lo había visitado para darle «apoyo espitual» y gobernaba la Alianza UCR-Frepaso, con la que el entonces obispo de Morón comulgaba sin reparos.
Luego llegarían los escándalos –económicos y de los otros– que ni doña Rosa pudo ignorar.

PADELAI ¿Y los chicos? ¿Qué pasaba con los internos y pibes que concurrían al hogar a comer y/o estudiar? Para muchos observadores, el ‘sistema’ que impera en la Fundación es el del desaparecido Padelai (Patronato de la Infancia): el asilo represivo destinado a retener a los chicos que no se insertan en la sociedad –porque no pueden o no los dejan– más para protección de la sociedad que para la reinserción de las víctimas-potenciales victimarios. Para aggiornarlo, Grassi lo pintó con otro modelo para él conocido: las Aldeas Infantiles SOS.
La calidad de los personeros encargados de alcanzar ese estatus basta como ejemplo. Si bien el cura trazaba y traza las líneas generales de la Fundación, el encargado de aplicarlas en concreto era y es Juan Domingo Pérez, ex seminarista con quien Grassi había trabado amistad en Ramos Mejía, y policía exonerado de la Bonaerense, condenado por la Justicia a no poder acercarse a sus propios hijos debido al grado de violencia que sabía hacerles experimentar: a uno de ellos le había arrancado parte del cuero cabelludo en uno de esos virulentos raptos.
El médico pediatra y especialista en la problemática de la niñez Edis Buscarons fue coordinador del Hogar Don Bosco durante seis meses de 1996 y durante ese período alcanzó a advertir que «en el hogar había un ambiente de violencia y era palpable la represión. La única formación que tenían las personas encargadas del cuidado y educación de los chicos eran catequistas... Por eso las chicas no podían tener ningún contacto con los varones, porque ni siquiera se podía mencionar el tema sexual. Otro ejemplo es cuando se comentó que Grassi había sido amenazado y teníamos dos patrulleros policiales que daban vueltas día y noche por el hogar».
Otro ejemplo: «En la casa de los más chiquitos, que tenía paredes blancas y todo era blanco, no había ningún estímulo ni emoción para ellos; se formaban chicos internamente áridos, tristes. Además, cuando los chicos de hasta tres años se portaban mal, la mujer que estaba encargada de la casa los encerraba en el baño y no los dejaba salir», asegura Buscarons.
Pérez, en los hechos quien llevaba las riendas del hogar, fue quien contrató a un asistente social para controlar el estado de los chicos; de apellido Carballo. «Carballo, formado como asistente social también en la escuela de policía, planteaba que los chicos que estaban en el hogar ya eran delincuentes desde la panza de la madre; genéticamente delincuentes», señala. «El hogar no era más ni menos que una cárcel más digna».
El también profesor de la Universidad de Flores y ex vicepresidente de la Fundación Red Solidaria Azul y Blanca, dedicada a la problemática de la niñez, durante su permanencia en el Hogar Don Bosco formó el equipo psicopedagógico que «hizo un estudio sobre los chicos que primero pasaron por la casa de bebés y a los seis años fueron a la escuela, y descubrieron que estos chicos tenían problemas para la compresión y un retraso en la adquisición de las habilidades y capacidades con respecto a los que llegaban más grandes», relata. Por eso recalca: «Una vez dije que si poníamos a todos los chicos desde bebés en el hogar, esto se convertía en una fábrica de retrasados mentales». Luego, el equipo en pleno fue echado.
Otro ángulo que Grassi exhibe es la supuesta reinserción laboral de los internos, mostrando los panes y galletitas que salen de la panadería artesanal del hogar y la miel de sus colmenas, entre otros productos. La verdad es que el pan lo produce un panadero profesional y la miel es adquirida a granel a distintos apicultores para ser fraccionada con la etiqueta de la Fundación, como hecha por los chicos.
Los mismos chicos que son doblemente victimizados: marginados por la sociedad y ‘reeducados’ con sistemas como el de Julio César Grassi.
GUSTAVO H. MAYARES

En la revista hay un montón de data más sobre Grassi y su fundación. No es sólo porque sea mía, pero te la recomiendo sinceramente. Te podés suscribir con un mensaje a metro_sub@yahoo.com.ar por sólo $ 20 los seis números o, si sos de la zona oeste del GBA, podés comprar el número 2 (que sale el primer viernes de noviembrre) en los mejores kisocos, como quien dice.